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REINA DE LA ACERA. (IX. Del ocaso) [9/9]

(Un Tal Duarte)


Cuando las sombras invadan tu reino despoblado
Cuando se enciendan las luces de neón
Cuando disminuya lentamente el tránsito vehicular
apagados ya del todo los gritos de los vendedores
limpias las veredas de comerciantes callejeros y compradores

alimentando odios
abandonarás la comisaría con las manos vacías
y en el vientre una vida heredera de tu reino

un príncipe cautivo se pudrirá en la cárcel
un oficial seguirá escuchando música
un borracho llorará tu ausencia
los vendedores olvidarán tu nombre y domicilio

pero mañana volverás a reinar en las aceras
hasta el día en que te escurras
convertida en sangre

por los colectores de aguas lluvias.





* Escrito en santiago a mediados del año 2000

REINA DE LA ACERA. (VIII. De la caída) [8/9]

(Un Tal Duarte)


En ocasión de la huida
pasaste como un soplo
como un destello triste
semejante a una luz que se marchita

haciendo tabla rasa
la policía allanará el reino
que cargas en la espalda

ante el caos inevitable
una mano detiene tu aliento
cien manos paralizan tu furia

casi una estatua de silencio
en el furgón policial
compartes tu derrota
con vendedores de fruta
con comerciantes de verdura

esta noche los oficiales

hartarán sus oídos de música