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La ciudad nueva

(Un Tal Duarte)

La ciudad nueva
se viene tragando a la ciudad vieja
la viene mordiendo
masticando
                            hiriendo
con sus buldócer
                  y con sus grúas 
con sus empresas de demoliciones
                  y sus expertos contratistas

las costillas de la ciudad vieja
se van rompiendo
           astillando
se van cayendo las viejas palomeras
el sitio donde anidaban golondrinas
aquel portal en que nos conocimos

se van rompiendo
los rojos muros de ladrillo                                
los cristales donde el tiempo se miraba

ya no estará más el negocio de la esquina
con la madrugada recién salida del horno
ni se escuchará más aquel piano
destemplado en el boliche de don Pedro

un derrumbe total aplastará
aquellos gritos de niños
en la memoria de los patios

no habrá fotografías
que recuerden el recuerdo
de un café conversado a media tarde
o de un amor
nacido a media noche
o de un tango
bailado entre suspiros

la ciudad nueva llega armada de luces
con ruido de motores
con sus dientes de metales
con su cola de cemento

y se va tragando
velozmente
a la ciudad vieja
               nuestra ciudad vieja

El trago de los pobres.

(Un Tal Duarte)

Cuando el hombre se levanta madrugador
y el canto de las gaviotas complementa el ruido de las olas

cuando apenas un rayo de sol se refleja en el rostro húmedo de los árboles
y los pájaros cantan en medio de un mugir de vacas

y los pastores inician la marcha de su rebaño hacia los pastos

y la fábrica se traga un mar de obreros somnolientos y cansados

y el frío besa la cara de las enfermeras en la puerta de los hospitales
y las madres con sus hijos en los brazos les miran entrar severas

en esta hora limpia y clara y terriblemente fría de un invierno azul y transparente
las muchachas de los kioscos corren presurosas con las noticias bajo el brazo
los feriantes conducen en sus triciclos montañas de verduras
y las señoras de las sopaipillas calientan el aceite en las esquinas

(se calientan motores - humean chimeneas  - a esta hora )

(hay un río de sueños que corre por las calles en esta hora)

emergen de las sombras los primeros estudiantes los primeros profesores
(un libro se desnuda en una esquina donde no hay miradas indiscretas)

en esta hora
en que la ciudad apenas despierta
pasan en bicicleta los obreros de la construcción
(las ancianas les dicen adiós desde la puerta de los almacenes)
y las mariposas nocturnas se encierran en sus capullos
dejando atrás el frío la lluvia o el rocío

en esta hora
a esta exacta hora

viene bien un largo
largo
largo
 trago de aguardiente

el trago de los pobres