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Post Bruma

(Un Tal Duarte)

 

Cuando la camanchaca
entraba por la bahía
escondiendo en sus manos los lanchones
en las casas de los pescadores
se cerraban ventanas y puertas
se encendían velas y lámparas de kerosén
 
En la noche mal iluminada
los rostros contenían el silencio
llegaban
entonces
los hijos de la bruma
venían con sus largas y huesudas manos
a señalarnos el futuro
a respirar el aliento
de los enfermos y de los ancianos
 
Nunca vi sus rostros descarnados
nunca supe a qué temíamos
sólo recuerdo que a veces
después de la niebla
los cerros aparecían más verdes
más coloridas las flores de los jardines
más iluminados los muelles
y las redes brillaban
cargadas de  cristales.

 

Otro invierno

(Un Tal Duarte)

Como un pájaro cansado
entra un invierno
de alas oscuras
y aliento de fuego helado.

Como por una cicatriz abierta
con el mismo cuchillo desciende
una noche blanca
pintando los techos de las casas.
 
Entra por las rendijas
se nos pega en el aliento
congelando los sueños
rompiendo cristales.
 
Un llanto de niño
pasa por encima de la bruma
y cae sobre el lodo
apagándose en mitad de la noche.
 
El invierno se nos queda en la mirada
ahogando nuestra voz nuestras palabras
el frío se pasea como un rey
señor de nuestras calles.