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Post Bruma

(Un Tal Duarte)

 

Cuando la camanchaca
entraba por la bahía
escondiendo en sus manos los lanchones
en las casas de los pescadores
se cerraban ventanas y puertas
se encendían velas y lámparas de kerosén
 
En la noche mal iluminada
los rostros contenían el silencio
llegaban
entonces
los hijos de la bruma
venían con sus largas y huesudas manos
a señalarnos el futuro
a respirar el aliento
de los enfermos y de los ancianos
 
Nunca vi sus rostros descarnados
nunca supe a qué temíamos
sólo recuerdo que a veces
después de la niebla
los cerros aparecían más verdes
más coloridas las flores de los jardines
más iluminados los muelles
y las redes brillaban
cargadas de  cristales.

 

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