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Economía (I)

(Un Tal Duarte)

Ser número.
Ser número
en el árbol empresarial de la codicia,
en sus raíces que,
como manos colosales,
aprisionan seres:
         esqueletos numerarios,
         cuerpos minerales,
         figuras de barro triste.

Ser hoja solamente,
nada en el desfile de las horas,
células de agobio
en la fotosíntesis de los mercados,
cadena alimentaria
de las máquinas,
estirpe condenada
en eternos ciclos laborales,
neurona moribunda
en la relación
de cálculos infinitesimales.

El árbol de la economía crece
sobre una multitud de espaldas
en el desnudo ocaso de la sangre
y se cubre
de flores gerenciales
         y frutos capitales.

Ser número
no mil ni un millón
sino el número infinito

         del olvido.

UNOS CANALLAS

(Un Tal Duarte)

Les debo contar:
Me asaltaron camino del trabajo.

Aparecieron de pronto, iban armados.

Milanés y Sabina,
¡esos canallas!

apuntándome desde el radioreceptor con
“La canción más hermosa del mundo”


REINA DE LA ACERA. (IX. Del ocaso) [9/9]

(Un Tal Duarte)


Cuando las sombras invadan tu reino despoblado
Cuando se enciendan las luces de neón
Cuando disminuya lentamente el tránsito vehicular
apagados ya del todo los gritos de los vendedores
limpias las veredas de comerciantes callejeros y compradores

alimentando odios
abandonarás la comisaría con las manos vacías
y en el vientre una vida heredera de tu reino

un príncipe cautivo se pudrirá en la cárcel
un oficial seguirá escuchando música
un borracho llorará tu ausencia
los vendedores olvidarán tu nombre y domicilio

pero mañana volverás a reinar en las aceras
hasta el día en que te escurras
convertida en sangre

por los colectores de aguas lluvias.





* Escrito en santiago a mediados del año 2000

REINA DE LA ACERA. (VIII. De la caída) [8/9]

(Un Tal Duarte)


En ocasión de la huida
pasaste como un soplo
como un destello triste
semejante a una luz que se marchita

haciendo tabla rasa
la policía allanará el reino
que cargas en la espalda

ante el caos inevitable
una mano detiene tu aliento
cien manos paralizan tu furia

casi una estatua de silencio
en el furgón policial
compartes tu derrota
con vendedores de fruta
con comerciantes de verdura

esta noche los oficiales

hartarán sus oídos de música

REINA DE LA ACERA. (VII. De la Risa) [7/9]

(Un Tal Duarte)


Otra vez tu risa de campanarios
se pierde en el ruido infernal de la ciudad

miro tu boca abierta
desde lejos
sensual
desde cerca
sólo victorias de caries

¿quién te regalará a ti sonrisas de mujer?
¿quién será el odontólogo
que repare la ausencia de leche o calcio?
¿quién volverá atrás el tiempo
para corregir el pasado y predecir otro futuro?

las campanas no envidian tu risa
que pone en vuelo
palomas y gorriones asustados

alégrate todavía más:
tu fotografía
el pintoresco rostro
de tu juventud en bancarrota
aparecerá quizás un día
en las páginas
de National Geographic


REINA DE LA ACERA. (VI. Del amor) [6/9]

(Un Tal Duarte)

Azul es el príncipe
que te cautivó algún día
un tal Juan Angel  
caballero andante
ladrón de billeteras
recolector de cadenas de oro
terror de las señoras con cartera
dueño de los bolsillos descuidados

hoy le has perdonado
la premura de sus besos
la mirada fugaz del perseguido

otra vez le sueñas héroe
salvador de tu vida de pobrezas

algún día se hartará de riquezas
un banco tal vez
una financiera quizá
un camión de BRINK’s

ahora
como si fueran sus manos
como si fueran sus ojos
o su aliento trasnochado
acaricias los dieciocho quilates
de una hermosa gargantilla.


REINA DE LA ACERA. (V. La reina en su reino) [5/9]

(Un Tal Duarte)

Los dominios de tu reino
sus invisibles límites
sus exactas dimensiones
se inscriben en un cuadrante
del plan de la policía

tu reino es de pacotilla
tirado a orillas del camino
como un archipiélago
se extiende en múltiples islas
islas muestrarios de mercaderías
de procedencia dudosa
de dudosa calidad y garantía

habitas sobre un mantel blanco
donde desfilan para tiv
en honor a ti
los cantantes de moda
que te guiñan
desde carátulas de fraude

pequeña reina de la acera
vecina del asfalto y los locales comerciales
es una lástima que en esta esquina no vengan los cantantes
para que en sus canciones te canten
ni pasen los poetas
para que en sus versos te nombren

es una lástima
tu indumentaria sensual y miserable
tu lenguaje poblado de faltas de ortografía
y el cigarrillo que muere lentamente en tu boca
es una lástima

es una lástima tu reino
del cielo tan lejos
tan cerca del infierno


REINA DE LA ACERA. (IV. Presencia) [4/9]

(Un Tal Duarte) 

Adherida a un cigarrillo
te desplazas arrogante
por la vereda
ajena a la llovizna
inmune a la lluvia

mientras las señoras de la colecta de hoy
esconden sus humanidades
bajo paraguas "made in taiwan"
se confunde con la lluvia
la cascada de tu risa
que se burla
de palomas mojadas
y gorriones ateridos

desde tu boca vuelan pájaros azules
que se pierden entre círculos celestes
y se enredan en las manos de las nubes

la lluvia es un espanto que invade tu reino

tus dominios escasos de fronteras

REINA DE LA ACERA. (III. Impresión segunda) [3/9]

(Un Tal Duarte)


¿Qué hace esta Venus en medio del griterío de las cotorras?

Entre los vendedores de maní tostado
y las señoras de las ensaladas
eres un retrato con fondo de caos

Muchacha del mediodía
enséñame tu reino de pan y mortadela
muéstrame tu trono de cartón corrugado
condúceme por tus territorios
llévame entre tus súbditos y caballeros:
         los que venden ajo por pilas y cebollas en escabeche
         los que comercian con semillas y plantas medicinales
         los que ofrecen celulares y antenas de televisión
         los príncipes del libro fotocopiado
         los duques de las copias de vídeos
señora
reina
una vez saciada mi curiosa impertinencia
exponme al público con mi lista de canciones
y véndeme como cualquier otro CD pirata

(porque soy la última copia
que se ha deslizado
por tus manos morenas
mirando el cielo
pegado en tus uñas)

REINA DE LA ACERA. (II Impresión Primera) [2/9]

(Un Tal Duarte)


He guardado tu rostro sepia
en el álbum fotográfico de mi memoria

te imaginé
cantante
actriz
o bailarina
te soñé en las pantallas de la TV
donde quisiera ser productor

vislumbré tus pasos
en las pasarelas de la moda
me vi
exponiendo
ante los ojos del mundo
la belleza de tus ojos
generosos en constelaciones

pero sólo soy
el borracho
que se abraza a los semáforos
y conversa con los postes del teléfono
contándoles de este amor


por ti

REINA DE LA ACERA (I. Preámbulo) [1/9]

(Un Tal Duarte) 

Inspirando el sueño nocturno
de estudiantes trasnochados y urgentes
como una flor helada y transparente
brotaste
entre las viejas grietas de la calle

tus labios de rojo
palpitantes
como corazones destrozados

y como siete refajos
siete capas de perfume
cubren tu cuerpo
que tienta
los siete pecados de la carne

nacida en el gentío
parida en el tumulto
hija de la ciudad oscura

emerges

repartiendo una mirada alegre y triste
tiritando inviernos
en las horas húmedas
de un junio pródigo en escarchas

a la voz del policía
el oído atento
al paso del guardián
atenta la mirada

bajo la sombra de los edificios
reinas en esta esquina

el payasito de Mac Donalds sonríe
desde KFC las miradas rompen cristales
los barrenderos recogen esquirlas de amor


por ti...

El volcán y el lago

(Un Tal Duarte)

El volcán y el lago se miran
el uno se busca en el espejo del otro
el otro se arrastra como animal temeroso
a lamer las laderas

sin embargo las laderas son distantes
y la furia es próxima y latente
en el pecho de la tierra

si el volcán respira
el lago teme

si el volcán tose
el lago teme

si el volcán habla
el lago teme

el lago se quiere ir
agarrado de un vuelo
de taguas y pidenes.


Trilogía de la Fundación

(Un Tal Duarte)

Para los amantes de la ciencia ficción, recomiendo:
Trilogía de la Fundación
de Isaac Asimov

En una época en que la humanidad ha alcanzado tal grado de desarrollo que ocupa hasta los confines de la galaxia, los seres humanos habitan múltiples planetas alejados años luz unos de otros. Una era en la cual La Tierra es un recuerdo remoto desde el que, aparentemente, se originó la humanidad. 

Las centrales nucleares operan “desde siempre” sin que se tenga gran conocimiento de cómo funcionan ni de cómo funcionan o de cuáles son los principios de múltiples tecnologías que se utilizan a diario.

La psicohistoria, ciencia que se preocupa del comportamiento de grandes masas humanas, y que permite predecir acontecimientos futuros, ha concluido que el imperio galáctico, en los próximos 300 años, entrará en una crisis que provocará su desintegración. Las predicciones indican que el periodo de caos y barbarie se extenderá por 30.000 años. Periodo que se puede disminuir, a unos 1.000 años, si se toman algunas medidas especiales…

En un planeta poco desarrollado, en los confines de la galaxia, se establece secretamente La Fundación, con el objeto de recuperar y sintetizar el conocimiento de la humanidad. El limitado tiempo con el se cuenta para esta labor se ve alterado por acontecimientos que la psicohistoria no pudo predecir y las guerras intergalácticas comienzan impulsadas por un extraño personaje…

Así se puede resumir el comienzo de la Trilogía de la Fundación, que se publicó en los años 50, editado por Bruguera bajo tres títulos: Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación. Esta trilogía es esencial para aquellos que gozan de la ciencia ficción.

Cuando me prestaron estos libros, que venían pasando de mano en mano en mi grupo de amigos, tardé una semana en leerlos y luego pasaron a otras manos; estuvimos largo tiempo comentándolos y no sé si volvieron a su dueño original. Algunos años después compré los tres libros, los volví a leer, los presté y jamás volvieron, quizás todavía anden entreteniendo lectores.

Ah! Columbia Pictures compró los derechos a Warner para producir una adaptación cinematográfica de La Trilogía de la Fundación, esperemos que sea tan recomendable como los libros.
  
Mayo de 2009.

Memoria Histórica

(Un Tal Duarte)

Ese día el restaurante estaba repleto de poetas y narradores que leían sus trabajos a la espera del aplauso. Después de cada lectura surgían serias discusiones acerca de la mejor palabra para una rima o de si cierto texto se podía considerar un cuento o un relato. Quizá las discusiones se acaloraban por causa del vino. Pero no faltó el desubicado que, por encima del humo y del ruido, preguntó:
                ¿Y la memoria histórica?

El silencio fue total, buscaron por todos lados, hasta que la encontraron debajo de una mesa, durmiendo la borrachera.