Buscar este blog

Para no despertar a la patrona

Primero fue un happy hour en El 21. Después una parrillada en Eladio. Bailó salsa en Bellavista. A las cinco de la mañana tomó un taxi a la salida de una casa sin reputación. Cerca de las seis pedía al taxista que le dejara “a la entrada del pasaje no más”. Caminó hasta su casa. Metió la llave en la cerradura.
— Despacio, calladito — se dijo — para no despertar a la patrona.
Entró en puntillas, midiendo las distancias, calculando los pasos. En la habitación, mientras su esposa dormía, comenzó a desvestirse lentamente.
Todo comenzó al sonar su porquería de celular.

(Julio 2003)

No hay comentarios: